"Tu perfil ya no matchea con la empresa"

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1. Un recuerdo luminoso

Martina ajusta el micrófono mientras echa un vistazo nervioso a la pantalla. Son las 10 a.m. del 15 de abril de 2024, y su primera gran campaña acaba de salir al aire. Durante aquel Live, veía cómo subían las interacciones en tiempo real y sentía el vértigo del éxito. “Todo lo que puede hacer un equipo de marketing… en una sola persona”, repetía en su mente, orgullosa de haber levantado desde cero cada pieza: estrategia, contenido, pauta, CRM, automatizaciones, reportes, eventos, marca, diseño, ¡hasta la coordinación remota de un equipo de freelances!

2. El desembarco

Llegó a la empresa con un objetivo claro: estructurar y profesionalizar cada engranaje del área. En dieciocho meses, Martina fue presentadora de webinars, analista de métricas nocturna, diseñadora gráfica ocasional y, sobre todo, la estratega detrás del aumento del 35 % en la captación de leads. Armó procesos de automatización de emails que, según sus estimaciones, ahorraban más de 20 horas de trabajo manual semanales.

“All in one: estrategia, contenido, pauta, CRM, automatizaciones, reportes, eventos, marca, diseño, equipo. Todo.”

Martina lo vivía con pasión, pero también con la tensión constante de asumir todas las tareas que, en cualquier otra estructura, repartirían tres o cuatro roles distintos.

3. El desenlace inesperado

El día D llegó sin previo aviso. Era un martes cualquiera, y Martina abrió su calendario de Google Meet para una reunión con Recursos Humanos. Apenas saludó, la voz al otro lado cortó en seco:

“Martina, lamentamos informarte que a partir de hoy tu perfil ya no matchea con la empresa.”

Minimizaron años de trabajo, campañas y logros en una frase. Sin turno de despedida en persona, sin gratitud. Sólo un click para desconectar la cámara.

4. La ironía del ahorro

Meses antes, habían celebrado la eficiencia de su ecosistema de marketing. Al primer descuido, descubrieron que podían contratar a un perfil junior, “sin tantas exigencias”, pagando menos y pidiendo lo mismo que exigían a Martina. El mismo expertise condensado en su figura, reducido ahora a una oferta salarial de entrada.

“Cuando se dieron cuenta de que podían contratar a alguien junior, que no les insista con aumentos y mejoras, pagarle poco y exigirle lo mismo que a mí… lo hicieron.”

5. Aprendizajes y nuevos límites

Hoy, Martina redefine su valor profesional desde la firmeza. Ha aprendido que la pasión no debe confundirse con la disposición a sacrificar condiciones.

“Sí. A poner límites, a plantarme con más firmeza, y a dejar de insistir cuando el trabajo precarizado se naturaliza o se desvaloriza.”

Con ese aprendizaje, traza ahora nuevas estrategias: proyectos que reconozcan su peso real, cláusulas de revisión salarial periódica y, sobre todo, un compromiso personal de no repetir la trampa de convertirse en un “todo en uno” mal pagado.

Epílogo: Lo que empezó como el sueño de llevar una marca a lo más alto terminó siendo la lección más poderosa de la carrera de Martina: a veces, el mayor valor reside en saber cuándo decir “basta”.

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