Esta historia está basada en hechos reales.
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Los nombres han sido cambiados para proteger a sus protagonistas.

¿Publicidad en despedido.ar?

Martín había aprendido a leer las señales del mundo corporativo: correos con copia oculta, silencios largos en las reuniones, comentarios sueltos en los pasillos.

Pero esta vez no hubo advertencia.

El día anterior le pidieron presentarse en otra oficina, distinta a la habitual. Nada más. Una coordenada nueva en su rutina de comprador senior de servicios, en una multinacional donde llevaba cuatro años, el último en un puesto de peso, con unos 35 rubros a su cargo.

Al llegar, lo esperaban cuatro figuras: su jefa, alguien de Recursos Humanos, una apoderada y una escribana. El escenario estaba montado. "Fue simple, rápido y humano", recuerda. Un trámite quirúrgico. Como en el fútbol antes del VAR: una vez cobrada la falta, no había vuelta atrás. "Agradecer el tiempo compartido, saludarse cordialmente y retirarse con la frente en alto".

El espejismo del desempeño