Desorganización 24/7

Un trabajo full life y un jefe caótico vs. un objetivo irrenunciable: terminar la universidad.

Esta historia está basada en hechos reales.
Dejá la tuya aquí.
Los nombres han sido cambiados para proteger a sus protagonistas.

—¿Cómo que no nos vas a atender fuera de horario? Si te dijimos que era full life. 

—No, no voy a responder porque mi prioridad en este momento es terminar la universidad, no el trabajo. 

—Te lo avisamos en la entrevista. Tenés que estar disponible 24/7. 

Fernanda no iba a ceder. Hacía casi siete meses que trabajaba en la administración de una empresa de servicios para la construcción. Facturaba, llevaba la agenda de alquileres de máquinas y herramientas, atendía al público y cobraba, entre otras tareas. 

Era joven, todavía no me había recibido y estaba llena de ganas de adquirir experiencia. Pero al segundo mes ya me había dado cuenta de que ese trabajo no era para mí y de que el entusiasmo no alcanza cuando el entorno no acompaña.

El entorno que no acompañaba era un jefe desorganizado. Con él, todo era a las apuradas y no había posibilidad de planificar. Esa modalidad multiplicaba los errores evitables. Si la computadora estaba ocupada, las facturas se hacían a mano. 

En una ocasión, al hacer una factura a mano, me equivoqué en el monto final. Me di cuenta cuando la pasé al sistema y le avisé a la esposa del jefe que también era parte del equipo, pero se ve que ella no se lo dijo y la factura llegó al cliente sin corrección. La reacción de mi jefe fue directamente decirme estúpida. Esa fue la primera gran señal de alarma. 

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